La Federación Argentina de Trabajadores de Farmacia (FATFA) y la Confederación de Farmacéuticos Argentinos (COFA) han llegado a un acuerdo para mejorar los salarios de los trabajadores del sector farmacéutico, estableciendo incrementos trimestrales y sumas no remunerativas. Sin embargo, en un contexto inflacionario persistente, surge la pregunta: ¿son estos aumentos una solución temporal o un avance real hacia una mejora sostenida en las condiciones laborales?

El acuerdo, que abarca el período de agosto a octubre de 2024, prevé ajustes en los salarios de los trabajadores incluidos en el Convenio Colectivo de Trabajo 659/13. Los incrementos propuestos están diseñados para aliviar el impacto de la inflación y mejorar el poder adquisitivo de los empleados, que verán ajustes escalonados en sus remuneraciones.

Según los nuevos montos establecidos, al finalizar el acuerdo, los cadetes y aprendices alcanzarán un salario cercano a los 830 mil pesos. Los auxiliares internos y externos se situarán en 883 mil pesos, mientras que los ayudantes en gestión y el personal con asignación específica llegarán hasta los 940 mil pesos. Los farmacéuticos y el personal en gestión superarán el millón 200 mil pesos.

El acuerdo también incluye ajustes específicos para técnicos, auxiliares y farmacéuticos, con sumas adicionales mensuales para los bloques de título. Las negociaciones se realizaron de manera virtual, reflejando las adaptaciones a la modalidad de trabajo contemporánea, pero también plantea la interrogante sobre la eficacia de estas medidas en un contexto de inflación alta y fluctuante.

A pesar de los incrementos anunciados, algunos críticos sostienen que estas medidas pueden no ser suficientes para contrarrestar completamente los efectos de la inflación en el poder adquisitivo de los trabajadores. En un entorno económico incierto, donde la estabilidad financiera sigue siendo un desafío, el acuerdo de FATFA y COFA podría ser visto como un paso positivo pero temporal, necesitando revisiones y ajustes continuos para asegurar un impacto real y duradero en la calidad de vida de los empleados del sector farmacéutico.