Domingo 21 de Diciembre de 2025

Gremiales | 21 de diciembre

Crece el empleo, pero avanza la precarización: el 84% de los nuevos puestos son informales

Las estadísticas oficiales del mercado laboral muestran una aparente mejora en los niveles de empleo y una baja en la desocupación durante el tercer trimestre de 2025. Sin embargo, detrás de estos números alentadores se esconde una realidad preocupante: el crecimiento estuvo impulsado mayoritariamente por el trabajo informal, lo que expone un deterioro en la calidad del empleo y los límites de una recuperación basada en la precarización.

Según un informe de la consultora Politikon Chaco, la tasa de empleo alcanzó el 45,4% a nivel nacional, con la incorporación de 302 mil nuevos ocupados respecto del trimestre anterior. No obstante, el dato clave es que el 84% de los puestos creados en la comparación interanual corresponde a empleo informal, es decir, ocupaciones sin estabilidad, aportes, cobertura social ni derechos laborales básicos.

El estudio advierte que esta dinámica refleja más una estrategia de supervivencia de los hogares frente a la crisis que una mejora estructural del mercado de trabajo. Más de 200 mil personas se incorporaron a actividades informales, consolidando un modelo laboral frágil, de baja productividad y con salarios insuficientes.

El Gran Buenos Aires (GBA) concentró la mayor parte del crecimiento del empleo, explicando el 64% de los nuevos ocupados interanuales y el 84% del aumento trimestral. Esta fuerte centralización no solo profundiza las desigualdades territoriales, sino que también evidencia la dependencia de una región donde predominan los empleos precarios y de corta duración.

Las diferencias regionales refuerzan este diagnóstico. Mientras el GBA y la región Pampeana se ubican por encima de la tasa de empleo nacional, zonas como el NEA y la Patagonia registran caídas interanuales. Incluso en aquellas regiones donde el empleo muestra una mejora coyuntural, como el NEA en la comparación trimestral, el crecimiento no se traduce necesariamente en trabajo formal ni de calidad.

En paralelo, la tasa de desocupación descendió al 6,6%, con 133 mil personas menos sin trabajo respecto del trimestre anterior. Sin embargo, el informe advierte que esta caída debe analizarse con cautela: salir del desempleo para ingresar a la informalidad no implica una mejora real en las condiciones de vida ni en la estructura productiva.

El escenario actual plantea un desafío central para las políticas públicas. No alcanza con generar empleo, sino que resulta indispensable promover trabajo registrado, con salarios dignos, derechos laborales y acceso a la seguridad social. La expansión del empleo informal puede mejorar transitoriamente las estadísticas, pero a mediano y largo plazo debilita el sistema previsional, reduce la recaudación y consolida un modelo de desigualdad laboral.

 

Así, la aparente recuperación del empleo corre el riesgo de convertirse en una ilusión estadística, sostenida en la precarización y la pérdida de derechos, en lugar de un proceso genuino de desarrollo económico y social.

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