La Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA), que lidera Pablo Palacio, se desvinculó del paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para este miércoles 9 y jueves 10 de abril. A pesar de llevar todo el 2025 sin poder cerrar un acuerdo salarial en el sector, el gremio decidió no sumarse a las movilizaciones en apoyo a los jubilados, y expresó su rechazo a la conducción de la central obrera.

A través de un comunicado, URGARA dejó en claro su desacuerdo con la medida de fuerza. "Siempre acompañamos orgánicamente, pero debemos reconocer que, orgánicamente, hemos cometido errores", señalaron, destacando que el sindicato lleva tres meses de retraso salarial y aún no ha logrado un aumento tras el vencimiento del último acuerdo en diciembre de 2024.

El gremio cuestionó la falta de consenso dentro del consejo directivo de la CGT y argumentó que el paro "no tiene el respaldo mayoritario de los trabajadores". "Es mucho más fácil convocar a un paro que convocar a un congreso para devolverle a la CGT la legitimidad de representación del conjunto de los trabajadores argentinos", añadieron, criticando a algunos dirigentes por priorizar intereses partidarios en lugar de los verdaderos intereses de los trabajadores.

URGARA también señaló que, en los últimos años, la CGT ha sufrido una "pérdida de poder de representación", y reprochó la falta de un debate serio y responsable dentro de la central obrera. "Los dirigentes se niegan a realizar un debate que se enfoque en los intereses de los trabajadores, que son, ni más ni menos, los intereses de todos los argentinos", expresó el sindicato.

Aunque URGARA reconoció que los trabajadores tienen razones para estar descontentos con la situación económica del país, dejó en claro que considera que la CGT debería haber tomado un rol más activo en la gestión de los reclamos con el gobierno. "Quien debió contener y llevar adelante los reclamos con el gobierno de turno es la Confederación General del Trabajo", concluyó el comunicado.

Con esta postura, URGARA se distancia de la CGT, poniendo en evidencia las tensiones internas en el movimiento sindical y la falta de unidad frente a las luchas laborales y sociales que atraviesan los trabajadores argentinos.