El conflicto entre el Gobierno argentino y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) se trasladó al plano internacional, con un tenso intercambio en la 113ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, en Ginebra. Luego de la denuncia de ATE sobre despidos y políticas regresivas en materia laboral, el embajador argentino ante los organismos internacionales, Carlos Foradori, salió al cruce con una defensa irónica que fue rápidamente rechazada por el gremio.

En su intervención, Foradori aseguró que “la democracia no está en peligro” y calificó de “destituyente” el discurso del titular de ATE Nacional, Rodolfo Aguiar. También ironizó diciendo que el presidente Javier Milei “aún no completó su curso de magia para resolver de un plumazo la crisis argentina”.

La respuesta no tardó en llegar. Aguiar, visiblemente molesto, acusó al embajador de banalizar una situación grave y lo tildó de “usar una ironía estúpida”. “Se hacen los vivos, pero ya no le causan gracia a nadie”, disparó el dirigente sindical en declaraciones públicas tras el contrapunto diplomático.

Aguiar defendió la denuncia presentada por ATE, que advierte sobre miles de despidos en la administración pública, recortes salariales y una creciente vulneración de derechos laborales. “Dicen que solo llevan un año y medio de gestión y culpan al pasado, pero este desastre es el resultado directo de sus decisiones. ¿Por qué no hablan de lo que hicieron en materia laboral? No lo hacen porque no pueden”, apuntó.

El embajador había afirmado que el país enfrentaba una inflación proyectada del 17.000% en 2023, en un intento por contextualizar las medidas del actual gobierno. Sin embargo, para ATE, esos argumentos no alcanzan para justificar lo que consideran un ataque sistemático al empleo público y a las condiciones de vida de amplios sectores sociales.

“El mundo escucha y sabe que en Argentina hay millones que no tienen para comer. Embajador, debería haberse quedado callado”, sentenció Aguiar, quien además prometió que el sindicato seguirá confrontando las políticas del Ejecutivo “en todos los frentes”.

Este nuevo episodio eleva la tensión entre el Gobierno y las organizaciones sindicales, que vienen de protagonizar múltiples conflictos en el plano local y ahora también extienden su reclamo a la escena internacional.