Martes 13 de Mayo de 2025

Gremiales | 13 de mayo

Apertura económica y sus tensiones: exportaciones en alza, industria en jaque y el rol clave del sector energético

El modelo económico actual potencia las exportaciones pero amenaza a la producción local, especialmente fuera del sector extractivo. Analistas advierten sobre los riesgos de una apertura sin red.

La política de apertura comercial impulsada por el Gobierno nacional muestra sus primeras consecuencias: mientras las exportaciones industriales experimentan una leve recuperación, la producción local enfrenta un deterioro acelerado ante el avance de las importaciones. El dilema que enfrenta hoy la política económica argentina remite a una tensión histórica: ¿cómo abrir la economía sin desmantelar su entramado productivo?

“El primer trimestre de 2025 muestra exportaciones industriales por encima de los niveles de 2023, pero con una producción 10% por debajo”, advierte Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar. El fenómeno se explica, en parte, por un aumento del 37% en las manufacturas de origen agropecuario, donde el país conserva ventajas comparativas, mientras que las manufacturas de origen industrial apenas se sostienen.

Este patrón es típico de los ciclos liberales con apertura comercial: las exportaciones industriales crecen gracias al abaratamiento de insumos importados, pero las importaciones lo hacen a un ritmo mucho mayor, lo que pone en jaque a la industria nacional. “El mercado interno tiene el mismo tamaño que en 2023, pero con un 17% más de productos importados”, agrega Schteingart.

La estrategia oficial incluye múltiples medidas para facilitar el ingreso de bienes del exterior: reducción de plazos para el pago de importaciones, flexibilización de controles anti-dumping, eliminación del Código Alimentario en algunas operaciones, autorización para importar maquinaria usada sin aranceles y la eliminación de barreras no arancelarias como las licencias automáticas y no automáticas.

En ese contexto, el tamaño del daño a la industria dependerá de dos factores clave: la evolución del mercado interno y el tipo de cambio real. “Si el consumo se desploma por la recesión y el dólar oficial se aprecia, el impacto será severo. Si el tipo de cambio se mantiene competitivo y la demanda interna aguanta, la apertura podría ser más llevadera”, explican desde el sector industrial.

Entre el proteccionismo y la apertura

El contraste con la experiencia del gobierno anterior, entre 2019 y 2023, resulta revelador. “En ese período creció la producción industrial pero cayeron las exportaciones. Se ganó terreno en el mercado interno por la protección, pero se perdió competitividad externa”, analiza Schteingart. Las exportaciones argentinas, que se multiplicaron 200 veces en los últimos 150 años, se encuentran estancadas desde 2007, independientemente del color político del gobierno.

Energía, la excepción a la regla

El único sector que rompe la inercia es el energético, especialmente gracias a Vaca Muerta. En 2024, el país logró un superávit energético de 5.700 millones de dólares, revirtiendo una década de déficit. Se esperaba duplicar ese valor este año, pero la caída del precio internacional del petróleo frenó las expectativas.

La inauguración del oleoducto Duplicar de la empresa Oldelval —la obra privada más grande en dos décadas— marcó un hito en infraestructura. Con 545 kilómetros de extensión, permite transportar crudo shale desde Vaca Muerta hasta el Atlántico, facilitando exportaciones a mayor escala. En paralelo, también se sostienen ventas regionales de gas a Chile y Brasil.

“El cambio regulatorio impulsado por este gobierno favoreció las exportaciones energéticas y alentó inversiones”, apunta Juan José Carbajales, director de la consultora Paspartú. Sin embargo, advierte que el modelo carece de un verdadero efecto multiplicador en la industria nacional. “Se permite importar maquinaria usada sin aranceles, lo que complica a proveedores locales. Y el costo del capital en dólares sigue siendo alto”.

Donde sí se percibe un impacto directo es en la balanza comercial: las importaciones de combustibles cayeron un 40% entre enero de 2024 y enero de 2025, lo que permitió un ahorro de casi 4.000 millones de dólares, gracias principalmente a la menor compra de gas y gasoil para generación eléctrica.

El dilema persiste

 

El modelo actual logra impulsar exportaciones, en especial en sectores primarios y energéticos, pero a costa de debilitar el entramado productivo interno. La apertura sin un tipo de cambio competitivo ni herramientas que sostengan la producción local corre el riesgo de reproducir un patrón de crecimiento extractivista, sin generación de empleo ni desarrollo industrial.

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