Los gremios del sector industrial expresaron su preocupación por la dramática situación que atraviesa la actividad en Argentina, destacando la fuerte caída de la producción, la pérdida de más de 126.000 puestos de trabajo y el cierre de más de 2.300 empresas desde el inicio del gobierno de Javier Milei. Estas alarmantes cifras surgen de un informe elaborado por la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), que representa a 1.660.000 trabajadores y se basa en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).

De acuerdo con el relevamiento, la crisis golpea con especial dureza al sector manufacturero, con la pérdida de 40.000 puestos de trabajo y el cierre de 2.333 empresas, de las cuales más de 1.000 son pequeñas y medianas (PYMEs) productoras de manufacturas. Según los datos de la CSIRA, un 90% de los representantes gremiales del sector industrial afirman que la situación ha empeorado durante este año, con un 70% reportando una caída en las ventas, y solo un 3,8% indicando mejoras en la actividad.

La caída de la producción es igualmente alarmante: casi el 80% de los referentes gremiales indican que la actividad productiva ha disminuido, y más del 60% observan una reducción de las horas de trabajo. Asimismo, el 92% de los sindicatos relevados sostienen que el uso de la capacidad instalada en las fábricas sigue en niveles bajos o ha empeorado desde que comenzó la actual administración.

El impacto en los trabajadores es igualmente grave. Según el informe, el 60% de los sindicatos de la CSIRA reportan despidos en el último trimestre, y un tercio de los gremios indica que las empresas enfrentan dificultades para pagar los salarios. Además, el 82% de los gremios menciona recortes de horas extras, y el 72% señala suspensiones, licencias o adelanto de vacaciones para una porción de los trabajadores, como parte de las medidas adoptadas por las empresas para lidiar con la crisis.

El panorama es desolador para los trabajadores del sector industrial, que enfrentan una profunda inestabilidad laboral y una caída generalizada de la actividad, lo que ha generado una creciente preocupación en los gremios que representan a los trabajadores de este sector clave de la economía argentina.