Gremiales | 26 de noviembre
Empresarios, Fundación Faro y el ascenso del autoritarismo libertario: un nuevo poder en la política argentina
En las últimas semanas, una conversación interna entre empresarios de primer nivel ha sacado a la luz un debate que inquieta a la alta esfera de los negocios en Argentina. Un prominente CEO de los cinco grupos económicos más grandes del país comparó a los militantes de la Fundación Faro con los falangistas españoles de los años 30, aludiendo a sus métodos autoritarios y su alianza con el poder político. Este comentario, que fue debatido entre varios de sus colegas, refleja la creciente preocupación sobre el giro que están tomando las relaciones entre el empresariado nacional y los sectores más extremistas del gobierno de Javier Milei.
La Fundación Faro, un think tank ultra libertario creado por el polémico filósofo Agustín Laje, ha reunido a una serie de empresarios influyentes que financian y apoyan la causa de Milei, impulsando un proyecto político que busca desmantelar el Estado y promover políticas económicas radicales. Laje, con su estilo provocador y su retórica contra el consenso democrático, ha creado una red que no solo incluye intelectuales y activistas, sino también a figuras clave del sector privado, que en su mayoría han sido beneficiados por políticas liberales o, al menos, se han alineado con ellas.
La relación entre Milei, los "unicornios" tecnológicos y los intereses corporativos
Entre los actores clave en este proceso se encuentra Endeavor, la organización que agrupa a las startups tecnológicas más exitosas del país, también conocidas como los "unicornios". Endeavor, presidida por Marcos Galperín (Mercado Libre) y Martín Migoya (Globant), ha sido una de las entidades más cercanas al Gobierno de Milei. Estos empresarios no solo son algunos de los mayores aportantes a la Fundación Faro, sino que también han mantenido un rol de interlocutores privilegiados en la Casa Rosada, incluso acompañando a Milei en reuniones internacionales, como la reciente cumbre con el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
En el corazón de este vínculo corporativo, Endeavor ha comenzado a colaborar formalmente con Faro, lo que ha desatado críticas por la conexión entre el financiamiento privado y la agenda política autoritaria. La Fundación Faro, que promueve una visión extremadamente individualista y anti-estatal, se presenta como un semillero de candidatos y futuros funcionarios del gobierno de Milei. Uno de los programas de Faro, "El Camino del Emprendedor", vincula a emprendedores con inversores y mentores, y se enorgullece de trabajar en conjunto con Endeavor para fomentar proyectos "disruptivos" que, según sus defensores, son necesarios para cambiar el rumbo económico y político del país.
El modelo económico de Milei y la influencia de los "viejos jugadores"
Muchos observadores comparan la situación actual con la relación entre los grandes grupos económicos y el Gobierno de Carlos Menem, especialmente en relación con el poder de influencia que tenían conglomerados como Bunge & Born en la década de 1990. Al igual que en aquella época, Endeavor parece estar desempeñando un papel clave como puente entre el poder económico y el poder político en el Gobierno de Milei. Si bien esta cámara de empresarios tecnológicos ha sido vista tradicionalmente como una plataforma para promover la innovación, hoy también se la vincula con el financiamiento y apoyo de una agenda de privatización y reducción drástica del Estado.
Entre los miembros más destacados de Endeavor que han ganado relevancia en la era de Milei, se encuentran figuras como Eduardo Bastitta Harriet, dueño de Plaza Logística, quien también forma parte del equipo de asesores económicos del presidente. Además, los contactos de Endeavor no se limitan al ámbito económico: varios de sus miembros estuvieron presentes en reuniones políticas clave, como las que tuvieron lugar en la Casa Rosada con el presidente de Francia, y otros han sido invitados a cenas exclusivas organizadas por la Fundación Faro.
El giro ideológico: de la lucha por las instituciones a la complicidad con el autoritarismo
El cambio en la postura de muchos de estos empresarios es notable. En los años del kirchnerismo, muchos de los CEO que hoy apoyan a Milei y financian a Faro formaban parte del Foro de Convergencia Empresarial, una organización que luchaba por la defensa de la propiedad privada y criticaba las políticas del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. En esos años, las demandas de los empresarios estaban centradas en la defensa de la institucionalidad y el rechazo a lo que consideraban excesos del Estado. Sin embargo, hoy, muchos de esos mismos empresarios están alineados con un proyecto político que parece poner en riesgo precisamente esas instituciones que antes defendían.
Este cambio ha sido descrito como una paradoja: lo que en su momento fue una lucha por la estabilidad institucional ahora se ha transformado en un apoyo explícito a un modelo económico y político que se aleja de los consensos democráticos. Empresarios de renombre, como los dueños de empresas como Swiss Medical y YPF, que en su momento criticaron al kirchnerismo por atacar a las instituciones, hoy son parte de un escenario en el que la descentralización del poder y la creación de un "nuevo orden" económico parecen ser la prioridad.
Un futuro incierto para la democracia argentina
El poder de los empresarios y su influencia sobre el Gobierno de Milei plantea serias interrogantes sobre el futuro de la democracia en Argentina. Con el apoyo financiero de un sector empresarial que históricamente ha tenido un rol protagónico en las decisiones políticas del país, y con el respaldo ideológico de grupos como la Fundación Faro, el gobierno de Milei parece estar tomando un rumbo que podría cambiar para siempre las bases de la democracia argentina.
Mientras algunos defienden la despolitización de la economía y la intervención mínima del Estado, otros temen que este modelo pueda derivar en una concentración de poder y una erosión de las libertades fundamentales. En cualquier caso, lo que está claro es que el sector privado está jugando un papel cada vez más decisivo en la construcción del futuro político del país, y su vinculación con los sectores más extremos del liberalismo plantea desafíos inéditos para la institucionalidad argentina.