El índice de salarios mostró un avance del 3,4 % en abril, según los últimos datos difundidos por el INDEC, pero el repunte nominal no alcanza para compensar la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación. En términos interanuales, los sueldos subieron un 74,3 %, muy por debajo del aumento de precios acumulado en ese mismo período.

El mayor empuje en el mes provino del sector privado no registrado —más conocido como trabajo informal—, con una suba del 7,7 %, muy por encima del 2,5 % registrado en el empleo formal privado y el 2,3 % correspondiente al empleo público. En el acumulado de los primeros cuatro meses del año, los salarios crecieron 13,8 %, un porcentaje que aún se ubica lejos del ritmo inflacionario.

El deterioro del ingreso real fue advertido por especialistas del mundo laboral. Luis Campos, investigador de la CTA Autónoma, señaló que los salarios "volvieron a perder contra la inflación en abril", y remarcó que los niveles actuales siguen por debajo de los registrados en septiembre de 2024 y, aún más, respecto a noviembre de 2023.

De acuerdo a sus cálculos, el salario real del empleo público retrocedió un 15,5 %, mientras que en el sector privado registrado la caída fue del 1,2 %. En promedio, el poder adquisitivo tuvo una merma del 6,4 % interanual.

La perspectiva a largo plazo tampoco ofrece alivio: si se compara con fines de 2016, los salarios reales muestran un deterioro del 18,6 % en el sector privado formal y una pérdida del 34 % en el sector público.

En este contexto, el informe del INDEC incluyó por primera vez un análisis diferenciado entre los salarios del personal estatal nacional y el de los gobiernos provinciales. Ambos mostraron aumentos mensuales en abril —2,7 % para el primero y 2,3 % para el segundo—, pero las variaciones anuales fueron muy dispares: 31,9 % para el sector nacional y 67,3 % en el ámbito provincial. En lo que va del año, los incrementos acumulados son del 7,7 % y 12,9 %, respectivamente.

Así, el crecimiento salarial no logra revertir una tendencia de estancamiento que golpea especialmente a los trabajadores del Estado, en un escenario marcado por la alta inflación y el enfriamiento del mercado laboral formal.