La Confederación General del Trabajo (CGT) terminó de definir los principales aspectos organizativos de la movilización convocada para este 18 de diciembre contra la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional, en un contexto de fuerte tensión sindical y de incertidumbre política ante el inminente inicio del tratamiento legislativo del proyecto en el Senado.
Durante una reunión organizativa, la conducción cegetista resolvió la ubicación del escenario, la nómina de oradores, la conformación del palco y un amplio operativo de seguridad, con el objetivo de contener una convocatoria que, según estimaciones internas, podría reunir a unas 200 mil personas en Plaza de Mayo.
Una de las primeras definiciones fue la disposición del escenario, que estará ubicado en el centro de la Plaza de Mayo y orientado de espaldas a la Casa Rosada. Con esa decisión, la central obrera busca interpelar directamente al Poder Ejecutivo, al que responsabiliza por el impulso de la iniciativa, y en particular al ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
También se resolvió que al palco sólo subirán los integrantes del Consejo Directivo de la CGT, sin excepciones, una medida pensada para evitar tensiones internas o situaciones imprevistas. El espacio estará rodeado por un fuerte operativo de seguridad, diseñado para prevenir desbordes y controlar el clima de la movilización.
En la misma línea, los gremios de mayor peso y con columnas más numerosas serán ubicados estratégicamente frente al escenario y en las calles de acceso a la Plaza, como parte de un esquema de contención que busca evitar escenarios de descontento similares al recordado acto de 2017, cuando el reclamo espontáneo de las bases desbordó a la conducción sindical.
Entre los dirigentes cegetistas conviven distintas preocupaciones. Por un lado, el temor a posibles infiltraciones que intenten deslegitimar a la conducción en plena discusión de la reforma laboral. Por otro, la posibilidad de que el malestar de las bases se exprese si los discursos no definen con claridad cómo continuará el plan de lucha.
“¿Qué le vamos a decir a la gente? ¿Para qué la vamos a juntar?”, se preguntaban algunos referentes sindicales, que reclaman mensajes contundentes y definiciones claras. Para ese sector, el paso lógico después de una movilización masiva es avanzar hacia un paro general. Otros, en cambio, plantean la conveniencia de postergar las definiciones más duras hasta febrero, cuando el escenario legislativo podría ser diferente. “Ahí sí nos jugamos todo”, admiten.
Está previsto que tomen la palabra los co-secretarios generales de la CGT, Octavio Argüello, Cristian Jerónimo y Jorge Sola. El contenido de los discursos estará fuertemente condicionado por el ritmo del debate parlamentario. No es lo mismo, reconocen en Azopardo, enfrentar un tratamiento exprés antes de fin de año que una discusión postergada para febrero.
En paralelo, la cúpula de la CGT mantuvo reuniones con diputados, senadores, gobernadores, intendentes, organizaciones PyME, movimientos sociales y las dos CTA, en busca de frenar o al menos condicionar el avance del proyecto. Sin embargo, más allá de esos contactos, el clima que predomina es de absoluta incertidumbre y nadie se anima a garantizar que el Gobierno no consiga los votos necesarios.
La movilización del 18 aparece así como un punto de inflexión para la CGT: una demostración de fuerza en la calle que, además de rechazar la reforma laboral, pondrá en discusión el rumbo y la intensidad del plan de lucha sindical en los meses por venir.
